Cuando nacemos, somos
vulnerables, necesitamos de nuestra familia para poder sobrevivir, que nos
alimenten, nos den unas medidas higiénicas adecuadas y nos proporcionen cobijo
y además de esto y no menos imprescindible, que nos den buenas dosis de afecto,
y así con todo esto vamos formando nuestros vínculos afectivos, vamos
conformando el apego a aquella persona, que normalmente es nuestro cuidador
principal; para ello el recién nacido nace
dotado de unos recursos cognitivos necesarios para poder llamar la
atención de su cuidador y así poder interactuar y desarrollar este apego.
Dependiendo del tipo de relación que se cree, entre el recién nacido y el
cuidador principal, habitualmente la madre, este tipo de apego será seguro o
inseguro, y esto, además de otros factores, repercutirá en las relaciones
futuras de nuestro pequeño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario