Sé tú mism@

Desde que despertamos a la vida, estamos trazando un plan para cada día para cada movimiento que hacemos, aún sin ser consciente de ello, tal y como somos, nos movemos, tal y como tenemos representado el mundo, interpretamos y los resultados que obtenemos si no son de nuestro agrado, intentamos adaptarlo con justificaciones para evitar esa disonancia que nos genera malestar.

La disonancia consiste en enfrentar lo que quiero hacer y lo que hago, es la incongruencia entre lo que pensamos y lo que hacemos, el enfrentamiento de dos ideas o pensamientos.

Para fomentar nuestra congruencia, nada mejor que conocernos, mejorar nuestro autoconocimiento desde los valores, ya que estos son la brújula que nos mueve en la vida, lo que nos permite que nos acerquemos o nos alejemos de algo o de alguien, lo que hace que interpretemos y separemos lo bueno de lo malo de forma subjetiva.

El comprender que cada persona se mueve en el mundo según sus valores y creencias, me ha permitido liberarme del juicio, ya que cada uno de nosotr@s funcionamos según nuestr@s valores, aun cuando desconozcamos cuáles son esos valores, ya que estos existen en cada un@ de nosotr@s, nos lo han transmitido nuestra familia, la sociedad, nuestra cultura y por ello todos tienen el valor que cada uno nosotr@s consideremos, sin ni siquiera plantearnos el por qué.

Una vez que conozco de forma consciente que valores rigen mi vida, mis pensamientos y acciones serán congruentes, aun cuando en ocasiones el honrar mis valores, me pueda generar un conflicto, ya que, al modificar mis comportamientos en base a honrar mis valores, puede que nos encontremos con personas que no se sientan tan cómodos con nuestro cambio, “como el amig@ que siempre llega tarde a nuestra cita y a pesar del malestar que nos genera, siempre hemos esperado y sin dar muestra del malestar o a pesar de manifestárlo no se producen cambios en su comportamiento y ahora que he tomado conciencia de la importancia que tiene el valor del respeto para mí, he decidido actuar de forma congruente conmigo y cuando mi amig@ no se ha presentado a la hora acordada me he marchado”, probablemente comenzaremos a oír reproches por parte de este amig@.

Valores como el respeto, la honestidad, el servicio, la integridad, la solidaridad, el compromiso, la constancia, y otros muchos más, forman parte de nuestra vida, en cada momento cronológico en el que nos encontremos estaremos viviendo más unos que otros, pero ellos forman parte de cada uno de nosotr@s y podemos decidir qué hábitos y comportamientos podemos llevar a cabo para vivirlos en integridad; de igual modo podemos educar a los niñ@s a vivir los valores desde muy pequeños, desde el hogar y en colaboración con la escuela, esto requiere de constancia y con el propósito firme de crear personas integras para su bienestar.
¿Cuáles son tus valores? ¿Qué hábitos vas a implementar en tu rutina diaria para vivir de forma congruente? ¿Estás preparad@ para ello?


                               Tú andas el camino, yo te acompaño


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