La vida son pequeños momentos, estos al igual que los sabores son dulces, salados, ácidos, amargos. Estos momentos los construimos en el avance de nuestros pasos.
Algunos sabores no nos gustan y por caprichos de la vida, que además escapan a nuestro control, tenemos que lidiar con ellos y dependiendo de nuestra actitud aprenderemos a aceptarlos en mejor o peor medida.
Pero... ¿qué ocurre con esos sabores que sí están bajo nuestro control?, son sabores que exclusivamente depende de nosotros, no son circunstancias fortuitas, son sabores que continuamente, una y otra vez toleramos, quizá pensando que mañana ese sabor que no nos gusta desaparecerá y cambiará por otro que nos resulte más agradable.
¿Qué nos impide cambiar de sabor, si todo depende de nosotros? "miedos", hay que parar, reflexionar, coger esos miedos y mirarlos a la cara, y si es necesario gritarles que ahora es el momento de cambiar de sabor.
He acumulado muchos sabores, amargos, ácidos y salados y algún que otro sabor que soy incapaz de identificar, esos sabores poco a poco han ido robándome momentos dulces, he perdido y dejado perder besos, abrazos, sonrisas, miradas y un sinfín de cosas que el amargor, la acidez han contribuido a que pierda la espontaneidad, la alegría e incluso el propósito de mi vida.
Quiero volver a esos sabores dulces que componen mis momentos, para recuperar fuerzas, para avanzar con una sonrisa sincera para mi, para dejar de mentirme y dejar de buscar excusas, para volver a ser yo.
Mi vida continuará con sabores que no me gustan, aunque cuando finalmente consiga tener en mi primer plato el sabor que más me guste, el resto de sabores no me parecerán tan malos.
"Hoy elijo tomar las riendas para crear sabores nuevos para mi vida"
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